Neil Birch (o Neil Abedul)

Monday, October 12, 2009

38n - La Adversidad Nos Ayuda!

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El tema de Hoy

Pintura: Gary Kapp
Un ángel del Señor se aparece a Alma, hijo, y a sus cuatro amigos (los hijos de su rey, Mosíah). Este los castiga por sus vidas pecaminosas.
Alma 36:
12 Pero me martirizaba un tormento eterno, porque mi alma estaba atribulada en sumo grado, y atormentada por todos mis pecados.
13 Sí, me acordaba de todos mis pecados e iniquidades, por causa de los cuales yo era atormentado con las penas del infierno; sí, veía que me había rebelado contra mi Dios y que no había guardado sus santos mandamientos.
14 Sí, y había asesinado a muchos de sus hijos, o más bien, los había conducido a la destrucción; sí, y por último, mis iniquidades habían sido tan grandes que el sólo pensar en volver a la presencia de mi Dios atormentaba mi alma con indecible horror.
15 ¡Oh si fuera desterrado —pensaba yo— y aniquilado en cuerpo y alma, a fin de no ser llevado para comparecer ante la presencia de mi Dios para ser juzgado por mis obras!
16 Y por tres días y tres noches me vi atormentado, sí, con las penas de un alma condenada.

Alma padeció gran adversidad a causa de sus muchos pecados. Esa gran adversidad produjo en él: arrepentimiento, y la bendita paz que emana de este.

Alma 36:
17
Y aconteció que mientras así me agobiaba este tormento, mientras me atribulaba el recuerdo de mis muchos pecados, he aquí, también me acordé de haber oído a mi padre profetizar al pueblo concerniente a la venida de un Jesucristo, un Hijo de Dios, para expiar los pecados del mundo.
18 Y al concentrarse mi mente en este pensamiento, clamé dentro de mi corazón: ¡Oh Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mí que estoy en la hiel de amargura, y ceñido con las eternas cadenas de la muerte!
19 Y he aquí que cuando pensé esto, ya no me pude acordar más de mis dolores; sí, dejó de atormentarme el recuerdo de mis pecados.
20 Y ¡oh qué gozo, y qué luz tan maravillosa fue la que vi! Sí, mi alma se llenó de un gozo tan profundo como lo había sido mi dolor.

Así, Alma, hijo, sufriendo gran adversidad y tribulación, recordó las enseñanzas de su padre, Alma, padre. El joven Alma que era humilde, y con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, encontró la paz que nunca antes había experimentado o, aun mas probablemente, jamás haya esperado experimentar.

Si, parecía que Alma había demostrado siempre su profundo aprecio por la gran bendición que su experiencia con la adversidad le había proporcionado. Y que siempre valoraría el principio verdadero consistente con su ministerio entre aquellos rebeldes de su pueblo, por el cual enfrentar la adversidad apropiadamente, con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, es el medio seguro para lograr grandes bendiciones y paz. Aquí presentamos un ejemplo real de Alma aplicando ese principio en su ministerio:

Alma 32:
6
Y cuando Alma oyó esto, volvió su rostro directamente hacia él, y los observó con gran gozo; porque vio que sus aflicciones realmente los habían humillado, y que se hallaban preparados para oír la palabra.
7 Por tanto, no dijo más a la otra multitud; sino que extendió la mano y clamó a los que veía, aquellos que en verdad estaban arrepentidos, y les dijo
:[alrededor del 74 a.C.]

Ahora, espero que ustedes coincidan conmigo en esto de que las experiencias de Alma, hijo, nos permiten ver con mayor claridad, ¡que las adversidades que enfrentamos en la vida pueden prepararnos en forma más efectiva para cosas mejores!

Deseo compartir con ustedes una de las adversidades que tuve que enfrentar a partir de la tierna edad de cinco anos. Al contrario de Alma y del pueblo al cual estaba enseñando, (ver la Escritura arriba citada), yo aun no había alcanzado la edad de responsabilidad ante Dios (8 años). Era un buen niño, y ocurrió entonces que bebí leche (TB infectada), que mis buenos padres adquirían en una lechería situada no muy lejos de nuestro hogar en la comunidad de Roseville, California.



Foto de Neil Birch, a los 6 años, frente al Hospital Primario de Niños, (Primary Children's Hospital), en la ciudad de Salt Lake, Utah, Estados Unidos de América.

¡Examine su propia vida! Alguna adversidad que haya enfrentado realmente, ¿resulto tener un efecto beneficioso en usted? Mientras trata de responder esta pregunta, permítame contarle más acerca de los efectos que tuvo en mí esa adversidad que me sucedió en aquella temprana etapa de mi vida.

No muchos meses atrás, mientras hacía mis ejercicios elípticos de cuarenta minutos de duración, (6 días, en una rutina semanal), en el Centro de Recreación, en Murray, Utah, manteniendo mi frecuencia cardiaca por debajo de las 140 pulsaciones por minuto, tal como mi doctor me dijo que una persona de 77 años debía observar, y utilizando dos nuevas rodillas, medicamente implantadas con éxito, (una el 13 de diciembre, 2001, y la otra el 6 de febrero, 2008), vi y oí a un buen grupo de muchachos pre-adolescentes, en el patio de baloncesto, justo detrás de mí, abajo en el primer piso, emitiendo todo tipo de ruidos felices, mientras entrenaban. Gritaban realmente de alegría, la alegría de estar usando sus cuerpos, mientras desarrollaban las habilidades necesarias para practicar este deporte.

Recordé entonces, que a su edad yo jamás habría "gritado de alegría", como esos muchachos lo hacían, debido a que nuestro, muy bueno y grandemente respetado, (respetado hasta el presente, por mí y por mis padres, ya fallecidos) Dr. Lucas W.Empey, quien intencionalmente, había dejado rígida mi rodilla izquierda.

Para hacer que mi rodilla izquierda quedase rígida, el Dr. Empey, la puso en tracción, durante la mayor parte de lo que restaba de mis cinco anos. Para ello coloco poleas en el extremo externo de mi cuna, con pesos en los extremos de las cuerdas, que deslizaban las poleas y mantenían derecha mi rodilla izquierda, durante la mayor parte del día y por lo menos, la mitad de aquel año. Esto se hizo así, porque la opinión médica de entonces era que, procediendo de ese modo, mi pierna crecería a un largo normal. Y así fue, pero permaneció rígida durante 65 años, hasta que me implantaron una nueva rodilla, (en el 2001).

Durante parte de mis seis y siete anos, me colocaron un "yeso de Paris" sobre mi rodilla izquierda, y pase catorce meses lejos de mi familia, como paciente en el Hospital Primario de niños de los SUD, que en ese entonces estaba en la calle NorthTemple, de la plaza Temple, en la ciudad de Salt Lake. La foto que ustedes han observado previamente en esta nota, fue tomada por mi madre en el patio delantero de dicho hospital. El gran y hermoso Centro de Conferencias de La Iglesia de Jesucristo de los SUD, se encuentra ahora en esa calle, donde ese y otros edificios más pequeños se hallaban en esa época.

Mis padres sentían que esa era la única cosa que ellos podían hacer para afrontar (financieramente) el tratamiento de mi rodilla, mediante los especialistas, y para que yo pudiese comenzar a asistir al primer grado, (que se ensenaba allí en el hospital). No tenían ellos los medios especiales necesarios para transportarme a la escuela en Roseville, California. Mi padre era empleado del ferrocarril del Pacifico Sur en el Roseville Roundhouse. Fue durante la "Gran Depresión", y su salario era algo magro.

Mi madre y mi padre, y mi hermano, que es veintitrés meses menor que yo, vivían a 700 millas, (1100 km), al oeste de donde yo me encontraba. Cada vez que mi madre me besaba para despedirse, luego de visitarme varios días cada mes, durante mi permanencia en el hospital, yo lloraba casi descontroladamente.

Aquí se ve una segunda fotografía de cuando tenía siete anos. Fue tomada por un fotógrafo del Deseret News, para un artículo que aparecería en el ejemplar del 18 de marzo, 1939. La torta que comimos los niños, la proporciono el hospital, y era para conmemorar el decimosexto aniversario del Club de Intercambio, de la ciudad de Salt Lake. Yo soy el segundo niño a la derecha. Mi madre dibujo una flecha por encima de mi cabeza. Estimo que se suponía que yo tenía una apariencia feliz en mi rostro, pero no pienso que sea la verdadera apariencia la que estoy mostrando. El estar lejos de casa durante catorce meses fue duro.


Me fue muy bien en el primer grado que curse en el hospital, donde había muchas enfermeras afectuosas y atentas, y también entablé buenas relaciones con otros niños. Las reuniones de la Iglesia, incluida la Primaria, se celebraban regularmente. Aprendí a orar a "Nuestro Salvador", Jesucristo, mientras estaba allí.

La adversidad que enfrente durante ese tiempo y, en cierta medida, todo el tiempo de mi crecimiento, a causa de mi rodilla rígida, fue realmente algo que me ayudo a modelar mi vida en una dirección positiva.

La Iglesia de Jesucristo de los SUD, cuenta con un hombre digno en cada estaca, (una área de organización) de la Iglesia, cuya responsabilidad es dar "Bendiciones Patriarcales" en el nombre del Señor, a aquellos miembros de la Iglesia, que lo desean y son dignos de recibirlas. Recibí una Bendición Patriarcal, cuando tenía diez anos, y vivía en nuestro hogar en la comunidad de Roseville, California, (Estados Unidos de América), (que está aproximadamente a 14 millas, (22 km), al este de Sacramento, la ciudad capital del Estado de California.

Permítanme citar una pequeña parte de dicha bendición:

"...esas cosas que te han ocurrido, (mi rodilla izquierda, y los desafíos que se derivaron de esta situación), serán para tu bien. Porque desarrollaras paciencia, y tendrás un espíritu amable hacia tu prójimo, y el amor por tus semejantes en su aflicción será grande en tu corazón". (Lo que está entre paréntesis es un agregado personal).

Derramé algunas lágrimas de gratitud mientras escribía esas palabras. ¡Esa Bendición Patriarcal fue verdadera profecía!

He adjuntado este párrafo más tarde. Ayer, (cuando usé por primera vez este material en mi blog del 14 de junio, 2008), en una reunión familiar, dos de mis primas me recordaron una canción que mi madre les había cantado a cada una de ellas durante su infancia, diciéndoles que era la canción que ella solía cantarme cuando me venía emocionalmente abajo, debido al problema que afectaba mi rodilla. Dice así:

Gratitud siento hoy este día. Por la dicha de vivir. En mi corazón hay una canción: vivir, para servir.

No hay nubes en el cielo, que me puedan impedir que en mi corazón haya una canción: vivir, para servir.

A propósito, ¿cuál fue la respuesta a la pregunta que le hice al comienzo de esta nota: Alguna adversidad que haya enfrentado realmente, resultó haber tenido un efecto beneficioso en usted? Si lo desea puede enviarme la respuesta vía e-mail, a la siguiente direccion:jneilmelva@gmail.com. Mantendré la confidencialidad de su respuesta y no la compartiré en mi blog, a menos que usted me autorice a hacerlo.

Mensajes Mormones:

Él Señor aligera nuestras cargas

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Aprecio profundamente su lectura y espero deseoso que usted pueda encontrar beneficioso esto que se le presenta en este blog.Si tiene alguna pregunta acerca de lo que usted ha leído o visto en esta entrada o en cualquiera de las entradas anteriores mías, o si también tiene una curiosidad por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y / o sus enseñanzas, por favor envíeme un e - mail. Soy Neil y mi correo electrónico es: jneilmelva@gmail.com. Si se pone en contacto conmigo me pondré en contacto con usted tan pronto como sea posible.

Les invito a dejar que sus amigos y parientes que sepan acerca de este blog, si usted piensa que ellos estarían interesados en él. Tenga en cuenta que también tengo otros dos blogs. Uno de ellos es en español: http://varsinainen.blogspot.com/ y uno se encuentra en finlandés: http://varsinaisesti.blogspot.com/ El contenido de cada uno de ellos es traducido del inglés en este blog.

Neil Birch

Traducido por María y Hernán Iturgay